Definitivamente las personas que nos gobiernan son el resultado de nuestra educación, en específico, de nuestra educación política, que está echada de menos en el currículo escolar y en la vida cotidiana. El actual cuerpo de gobernantes que tenemos en Lambayeque es producto de la nada, de lo poco que tenemos en nuestro corazón y en nuestra mente como seres políticos que somos. La política per se nos apesta y la pestilencia llega a nuestros hogares (echen un vistazo por los alrededores del famoso Paseo “Yortuque” nada más) que día a día se está inundando así como nos inundó la nula planificación con la que nos agarró las lluvias de verano. ¿Se acuerdan de la inmensa nube negra que inundó Chiclayo? Algo así forman nuestros actuales gobernantes, son una inmensa nube negra que nos inunda con su ignorancia y corrupción, lo malo es que, esta nube negra dura cuatro hermosos años.
Vivimos en un círculo de mentira y engaño cada vez que se presenta una elección popular. Nos gusta que nos engañen. Nos gusta la infidelidad política. Y lo peor de todo es que nos encanta dar segundas oportunidades. Algo así es la vida cotidiana del elector peruano o lambayecano.
Nos gustan los mentirosos y nos gusta la mentira. Tal cual. Quizá no necesitemos elecciones populares, quizá necesitemos una dictadura intelectual. Recuerdo cuando Alberto Fujimori se fugó del país y de inmediato el congreso de la república (con minúsculas) de ese entonces tuvo que elegir entre ellos al que sería el Presidente de la Transición. Esa elección tuvo como factor el historial democrático e intelectual del elegido, y Valentín Paniagua fue el escogido. ¿Lo recuerdan? Pues bien, cuando no se eligió popularmente, se eligió bien, pero cuando vamos a las urnas lo hacemos mal. ¿Me entienden? Algo así debe pasar en el Perú. Algo así debe pasar en Lambayeque, en Chiclayo y Ferreñafe. ¡Basta de fanfarrones por favor!
El semanario Expresión cumple 24 años circulando por el departamento y acabo de cumplir 28 años, y en estos 24 años, en lugar de ver mejorar mi ciudad veo un retroceso, no un estancamiento, UN RETROCESO. Porque son cosas distintas. Vamos retrocediendo cada año. ¡Qué Pena!
La política es un arte, es una ciencia. La política tiene como finalidad mejorar la calidad de vida de las personas. Estar sentados en el gobierno es para mejorar la calidad de vida de las personas sin ROBAR. Hasta ahora no encuentro un estudio serio de cuánto es la tasa de retorno de un alcalde elegido con respecto a su inversión electoral. Porque estar al frente de una ciudad sin hacer nada debe tener una finalidad económica. O se hace algo o no se hace algo y se ROBA. Punto.
Tengo 28 años viviendo en el distrito de Chiclayo y me avergüenzo del alcalde, de sus regidores y gerentes. Cuando los veo por la televisión o leo algo sobre ellos no sé qué me producen. Si pena o asco. No sé realmente. Ver la ciudad convertida en basurero o de recipiente para lo gallinazos me produce sentimientos encontrados.
Ahora me centro en la provincia de Chiclayo. La provincia tiene 20 distritos de los cuales ninguno trabaja conjuntamente. La política es trabajo conjunto para el bien común. Acá cada uno trabaja según sus “intereses” y ¡así no es señores!
Sigue la delincuencia, las calles rotas, las carreteras sin asfalto, sin luz, sin señalización. Sigue la basura, la contaminación. Sigue la corrupción, sigue el poco tino para gastar el presupuesto de manera idónea. Necesitamos hacer inversión pública y atraer la inversión privada. El distrito de José Leonardo Ortiz da mucha pena realmente. Qué está pasando ahí? Qué castigo se merece el actual alcalde?
No tenemos terrapuerto, anillos viales, el parque automotor va creciendo, la educación va en decadencia. No hay cultura. Las personas prefieren estar tomando en las esquinas, ensuciando para variar, en lugar de ir a los museos, conocer sus raíces. No hay un futuro promisor en Lambayeque, en Chiclayo.
En Chiclayo los mejores cuadros se han ido, y conozco muchos casos, porque aquí triunfa el ratero, el mediocre, el sobón, y a ellos los convierten en alcaldes, regidores, gerentes. Así no es el tema. La menudencia está quedando en la ciudad. Aquí no triunfa el investigador o creativo, aquí triunfa otra vez el ratero, el mediocre y el sobón. Somos una ciudad mal hecha. En qué momento se jodió Chiclayo? Esa es la pregunta del millón. Ni yo sé.
El Paseo “Yortuque”, una idea de un Gran Señor, se está destruyendo. Pasó de costar 9 millones a 14 millones para terminar en lo que es ahora: Un paseo destruido. Junto al Dr. Gamarra presentamos, antes de su inauguración, 30 puntos al Gobierno Regional y Municipalidad y nadie nos hizo caso. El mencionado paseo está siendo destruido por tres entidades del Estado: Gobierno Regional de Lambayeque, MPCH y Municipalidad Distrital de La Victoria. Clarito el pescadito. Esta es la política local, una pelea de gallinazos que quieren su presa muerta para triunfar.
No soy pesimista, soy realista. Pero mi realismo se traduce en un pequeño puntito de luz al final del túnel de Olmos (otro sancochado)
P.D. Mi salud, por sus 24 años de vida institucional, al equipo del Semanario “Expresión”, liderado por la Señora Rosa Chambergo, que con mucho esfuerzo y ahínco, día a día, llevan la noticia veraz a los hogares lambayecanos.