Como bien lo veníamos sosteniendo, la concesión otorgada a Odebrecht para la ejecución de la construcción de la presa Limón y el Túnel Trasandino, como así también la irrigación de las tierras de Olmos, no habrían sido gratuitos.
Las evidencias plasmadas en sendos informes, donde se incluye el emitido en minoría por el excongresista Pari, fueron contundentes, tal es así que todos los que tuvimos el interés de analizarlo pudimos darnos cuenta con simpleza que dicha concesión había sido llevada a cabo al estilo de esta organización criminal; liderada en ese entonces por el corruptor Jorge Barata, quien por su condición de colaborador eficaz y los beneficios otorgados por el sistema de la delación premiada, ha contado con lujo de detalles los pormenores de las entregas de dinero para la campaña reeleccionista del expresidente regional, hoy detenido, Yehude Simon Munaro, quien como todos los personajes hoy presos por la colusión toxica con Odebrecht, alude que nunca recibió nada, de una u otra forma, y es inocente de todo cargo imputable.
Las indagaciones realizadas por el equipo especial Lava Jato, liderado por los fiscales Rafael Vela y Domingo Pérez, serían determinantes conceptualmente.
Los elementos de convicción fuertes y seguros están siendo preponderantes para llevar a cabo allanamientos madrugadores y el apresamiento de los probables sujetos receptores de dineros.
Lo que está claro es que los personajes hoy encarcelados no actuaron solos, por tal razón los fiscales han determinado – hasta hoy – que aquellos que inicialmente eran considerados testigos pasen a la condición de investigados, lo que quiere decir que, al parecer, serían algunos de ellos miembros de esta organización criminal o cómplices por indefensión y omisión de denuncia de los probables actos corruptos, fundamentalmente en los que atañe a aquellos que tenían la labor de concesionar el proyecto y de fiscalizar el accionar tanto en el gobierno regional, como en el Proyecto Especial Olmos Tinajones - PEOT.
El desfile ya empezó, el susto de los involucrados, hoy sometidos a ciertos seguimientos o delaciones de actores escondidos, es persistente. El pelotón se irá incrementando. Razones habrá.
De lo que sí podemos estar seguros es que los corruptos no han sido solo dos y tampoco podemos asentir que los probables actos de corruptelas habrían sido realizados en las dos gestiones de Simon Munaro. No. Las indagaciones y las evidencias lo determinarán, mientras tanto, muchas sorpresas habrá.
(*) Especialista en Contrataciones del Estado.