Se rindió un homenaje al ilustre lambayecano Ramón Cornejo Saavedra, quien recibió la Condecoración al Intelecto Lambayecano “Guillermo Baca Aguinaga”. El reconocimiento realizado el 21 de julio en la Casa Comunal de la Juventud de Chiclayo, contó con la participación de representantes del gobierno regional, la municipalidad provincial, el Ejército Peruano, la Fuerza Aéreas, colegios profesionales, integrantes de la Promoción 1955 del Colegio Nacional de San José, notables representantes de las letras y familiares.
Por su trabajo, perseverancia y vigente compromiso con el desarrollo de la patria, recibió el importante galardón otorgado a personajes con un historial intachable. La condecoración institucionalizada por la Casa Comunal de la Juventud, fue impuesta por el administrador de la misma, Guillermo Pérez Sialer.
El premio al Intelecto Lambayecano lleva el nombre de uno de los personajes más ilustres del departamento, el amauta Guillermo Baca Aguinaga, quien fuera alcalde de Chiclayo, senador, diputado, presidente de la CORDELAM, prefecto y merecedor de sendos reconocimientos, entre ellos la Orden del Sol del Perú.
HOMBRE DESTACADO
El año pasado, Cornejo Saavedra recibió la “Orden de la Ingeniería Peruana”, máximo reconocimiento que confiere el Consejo Nacional del Colegio de Ingenieros del Perú, resaltando su capacidad para comunicar y entablar mejores relaciones en la sociedad.
A lo largo de su vida profesional, el ingeniero Ramón Cornejo se ha distinguido por su vocación institucionalista y permanente defensa de la integración nor amazónica. Haber trabajado en el segundo gobierno de Fernando Belaunde Terry y luego ocupado la presidencia de la Región Nororiental del Marañón – RENON, le dieron la capacidad necesaria para impulsar un anhelo que empezó con el visionario Manuel Antonio Mesones Muro, y, hasta hoy, sigue siendo una de las demandas más altas de los departamentos de esta parte del país.
TRAYECTORIA PROFESIONAL Y DE SERVICIO
Cornejo Saavedra se graduó como Ingeniero Agrónomo en la Universidad Rural del Sur – Río Grande del Sur – Brasil, el 8 de diciembre de 1961. Su título fue revalidado por la Universidad Nacional Agraria La Molina en febrero de 1962 con especialización en cultivos de alto rendimiento como la caña de azúcar. Por sus conocimientos, laboró en la Cooperativa Pucalá entre 1962 y 1974, llegando a ser su primer presidente. Desde ese entonces, ha realizado una fructífera labor profesional y empresarial que lo ha mantenido cercano a la visión integral del desarrollo de departamentos como Lambayeque con el fin de concretizar planes viables y sostenidos en el tiempo.
Él destaca por su apoyo al esfuerzo e interés del sector privado local y nacional, por generar nuevas oportunidades de empleo y por trabajar en la mejora económica de la región.
También, trabajó en Brasil y fue consultor técnico del Acuerdo de Cartagena en Venezuela, Colombia, Ecuador y Bolivia, siendo más tarde director del Programa de Proyectos Especiales de Selva en el segundo gobierno de Belaunde Terry, con rango de viceministro de Estado. Además, se ha desempeñado como consejero y vicepresidente de la Cámara de Comercio y Producción de Lambayeque.
Cornejo Saavedra ha dedicado gran parte de su vida a la promoción del Corredor Nor Amazónico, que busca la integración de Lambayeque, Cajamarca, Amazonas, San Martín y Loreto, con la ansiada construcción del puerto pluvial en Saramiriza y Alfonso Ugarte, a orillas del Marañón, para impulsar las actividades comerciales con Brasil y generar una mejor economía y cuidado de los recursos existentes en las regiones mencionadas.
Se casó con la distinguida educadora chiclayana Marina Andrade, con quien tiene cuatro hijos: Graciela, Ramón, Carlos y Claudia.
Los edificios y monumentos son elementos que pertenecen a la historia y tradición de un país, motivo principal por el que deben preservarse. Sin embargo,pocas edificaciones sobreviven en el Perú y su pérdida constituye el empobrecimiento del legado, impactando de manera directa sobre la identidad de los pueblos.
Tal es el caso de Lambayeque, donde se alzan cuatro ramadas como evidencia de la arquitectura e ideología de la época colonial. Los templos Santa Catalina, San Roque, San Pedro y Santa Lucía se emplearon para el adoctrinamiento de los indios locales, pero con la construcción de la Iglesia de San Pedro, en el siglo XVIII, su importancia disminuyó.
Actualmente, solo funciona la capilla de San Francisco. De Santa Catalina y San Roque solo se conservan las fachadas y Santa Lucía fue demolida en el siglo XIX y vendida como terreno para refaccionar las otras tres. En ella se levantó la Casa Muga, restaurada hace cinco años por la historiadora trujillana Piedad Pareja Pflücker.
La Casa Muga se construyó en 1851 sobre la ramada de Santa Lucía, en la calle 8 de Octubre y declarada Monumento Nacional en 1989. Desde 1952 hasta 1997 funcionó en ella el Colegio Nacional de Educación Primaria de Varones Nº 227 ‘Alejandro B. Valiente’, conocido como el ‘Cuevita’, en honor a su director Antonio Cueva Velarde.
El colegio funcionó más de 40 años hasta que Juana Zapata de Jordán desalojó a quienes querían apropiarse de la casa, a pesar que en sus instalaciones ya no podía funcionar la escuela.
RESTAURACIÓN
Piedad Pareja compró la Casa Muga en el 2002 a sus 30 propietarios por 35 mil dólares. La adquisición demoró tres años y el área original del terreno fue de 774 metros, pero ella añadió el almacén contiguo, que comprendía 132 metros más.
“La Casa Muga no es una casona, se construyó en 1851 durante los primeros años de la República. Del lado norte había una escalera que daba a la calle y conducía a unos altos que eran independientes, donde vivió el doctor Montjoy. Aquí todos hablan de la casa Montjoy, pero a mí no me consta que la casa haya sido de él y que haya vivido ahí, porque él en un aviso periodístico dijo ‘atiendo día y noche en los altos de la casa Muga’”, cuenta.
En la parte inferior de la casa existían dos tiendas: Una la ocupada POR un fotógrafo de la época y la otra abastecía a Tinajones con aguardiente y vino.
La restauradora refiere que el actual aspecto de la Casa Muga es el de una casona, pues se le autorizó a modificar el 30 % de su estructura. Incluso, cuando la compró ya estaba integrada con las dos tiendas que contribuían con su apariencia, además de los arreglos del terreno que adicionó.
“La casa presentaba un estilo neoclásico–francés. Cuando la hice evaluar por un ingeniero estructural me dijo que no soportaría un uso de alojamiento con esas estructuras que ya estaban profundamente dañadas. La sugerencia fue la reconstrucción y el proceso fue sumamente difícil, porque tuvo que pasar por el Instituto Nacional de Cultural y tomó tres años su aprobación”, relata.
La Casa Muga no solo es la mejor construida, sino también la mejor amoblada. Su restauradora la mantiene cerrada y no piensa emplearla para fines turísticos. Aún conserva intacta la fachada que no sufrió daño alguno. Piedad Pareja menciona que robaron los balcones, pero dejaron uno que lo envió a replicar, además agregó una pileta porque en esos años se mantenía un estrecho vínculo con Cajamarca.
Como parte de los elementos decorativos mandó a pintar bodegones sobre el esplendor de Lambayeque y las plantas las trajo de Lima. Para los muebles empleó maestros locales.
ANTIGUO ESPLENDOR LAMBAYECANO
Lambayeque fue pueblo de indígenas sin fundación española. En 1720 como consecuencia de los continuos azotes naturales y las acciones de piratería que sufrió Zaña, la ciudad de Lambayeque se convirtió en residencia de las familias adineradas que llegaron y tenían haciendas, tierras o algunos negocios locales.
Piedad Pareja menciona que el siglo XIX fue la etapa de esplendor lambayecano. En aquel tiempo contaba con una fábrica de jabón, de cigarros, vinos y alcohol. La caleta de San José era puerto internacional en el siglo XIX y daba salida no solo a productos agrícolas, sino también a una importante producción de jabón.
Lambayeque se enorgullece de ser cuna de la libertad, pues ahí se originó el primer pronunciamiento de la independencia del Perú el 27 de diciembre de 1820, pero el derrumbe y la falta de mantenimiento de las distintas casonas dañan el ornato de la ciudad.
La ciudad presenta antiguas construcciones republicanas y coloniales y muchas de ellas son patrimonio cultural. Entre las más conocidas destacan la ‘Casa de la Logia’ o ‘Casa Montjoy’, ‘Casa de la Cotera’ y la ‘Casa Rivadeneyra’, entre otras que son olvidadas completamente o llevan años sin recibir mantenimiento o restauración.
“La mayoría de casonas pertenecen a familias sin los recursos suficientes para restaurarlas. Esas construcciones presentan el típico mal estado de conservación evidenciado en las escaleras, los balcones, las barandas y otras partes accesorias. En fin, gran parte de las mansiones coloniales pierden su brillo y esplendor”, indica.
FALTA DE INICIATIVA
Son muchas las casonas que sobreviven al tiempo y al clima que hoy están por derrumbarse con fachadas que se inclinan, desgastadas y corroídas por la humedad, de modo que constituyen un peligro para los transeúntes.
“No hay forma de proteger los centros históricos. Es el Estado quien debe tutelar los monumentos, pero sus funcionarios son los primeros agentes obstaculizadores y destructores. La Casa Montjoy es el mejor ejemplo. Costó un dineral arreglarla, pero pésimos arquitectos, sin ninguna formación en historia, modificaron sustancialmente la casa y cambiaron las características”, asevera.
Las casas del siglo XVIII fueron atendidas por esclavos y tienen una determinada estructura. Dichas instalaciones presentaban corredores para que ellos no circulen por las habitaciones principales, “pero malos profesionales hicieron lo que querían con esa casa”.
“Históricamente la Casa Montjoy se ha depreciado. La gente que no tiene conocimiento podrá decir: el balcón más grande, pero el balcón no es una casa. Es una parte accesoria. Wilfredo Torres, exdirector de Patrimonio Histórico Colonial inició su reparación y fue él quien la malogró”, señala.
EL SECTOR MONUMENTAL
Piedad Pareja Pflücker en su libro denominado ‘Del antiguo esplendor de Lambayeque: casa de Castillo (siglo XVIII) y casa Muga (siglo XIX)’, manifiesta que existían 75 monumentos, pero ahora quedan poquísimos en buen estado.
De acuerdo con ella, se ha hecho un bonito trabajo aunque con muchos errores en la capilla San Francisco.
“La capilla San Francisco sí es un monumento. Pero no podemos dejar de mencionar a las demás. Por ejemplo, la portada de la capilla Santa Catalina se va a venir abajo sin que hagan nada. La casa donde se dio el grito libertario se tiró abajo y hoy es una cochera. Nadie se anima a invertir cuando tiene todo en contra. Yo lo hice de puro capricho, porque tenía el deseo de restaurar un monumento histórico y en ese afán restauré dos: la Hostería San Roque y la Casa Muga”, expone.
La historiadora expresa que en Trujillo la situación es distinta. Su centro histórico es la zona urbana principal y el centro más importante de desarrollo y desenvolvimiento de la ciudad. Ahí se encuentran construcciones de la época virreinal como la catedral, la Iglesia la Merced, San Francisco, casonas y otras edificaciones debidamente cuidadas.
Piedad Pareja explica que esto no sucede en Lambayeque por falta de identidad e iniciativa. Sostiene que en todas partes del mundo muchos monumentos son bien utilizados sin destruirlos o modificarlos, pero los lambayecanos no apuntan a ello.
“He participado en varios intentos de restauración y caí en cuenta que los lambayecanos se cansan rápido y no tienen continuidad en sus proyectos. Así no se hacen las cosas”, dice.
PROYECTOS DE RESTAURACIÓN
Actualmente está en curso un proyecto de restauración del atrio de la Iglesia San Pedro. De acuerdo con la historiadora es el mejor conjunto histórico de Lambayeque, pues su puesta en valor es lo más importante.
Piedad Pareja Pflücker está comprometida con la historia hace más de 45 años. A fin de reconstruir la historia de Lambayeque ha publicado tres libros sobre el tema y próximamente lanzará uno sobre la esclavitud.
“Tenemos uno de los mejores museos: Tumbas Reales de Sipán, que nos ha puesto en los ojos del mundo y merece toda admiración. La perla de Lambayeque está ahí”, finaliza.
Han pasado 28 años desde que Ántero Carrasco Vásquez descubrió el trabajo de toda su vida: el turismo vivencial. El gusto nació a partir de su pasión por la fotografía y por las caminatas que siempre realizó junto a su padre y hermano. Entonces, sin querer, este se convirtió en su trabajo, algo muy distinto a la rama técnica en la que se formó.
La primera vez que emprendió una aventura fue a los 13 años junto a su padre, hermano y amigos. En esa ocasión, fueron a la cima del cerro Mal Paso en búsqueda de un túnel en el cual, según los pobladores, se encontraban piedras pintadas (petroglifos) y una boa gigante que se comía a los animales, algo tenebroso para quienes querían visitar el lugar. Sin embargo, él estuvo muy motivado para enfrentar este mito, ya que su hermano mayor le había regalado una cámara Zenit 12xp, de fabricación rusa.
“Esta experiencia, la del cerro Mulato y el Reservorio de Tinajones, me sirvieron mucho para redactar artículos. La gente acudía mucho a Chongoyape a partir de la publicación de estos escritos y hasta había personas que iban a la municipalidad a preguntar en dónde quedaban estos lugares, lo que causaba desconcierto en los funcionarios ya que no estaban enterados y respondían que consulten con la familia Carrasco”, cuenta Ántero Carrasco.
RUTAS TURÍSTICAS
Actualmente, en su trabajo como difusor del turismo, tiene circuitos establecidos para conocer diversos rincones de su Chongoyape natal. El primero fue en el año 96, cuando junto a un grupo de aventureros visitó la catarata El Chorro, ubicada a una hora en auto y media hora de caminata desde el centro de Chongoyape con dirección noroeste, específicamente en la comunidad de San José de Yaque, en Tocmoche.
“Yo conozco los lugares que estoy publicitando porque he vivido en el campo y criábamos vacas. Desde pequeño caminé buscando a estos animalitos por cerros como el Chaparrí y el Kerguer, es así como conocí mucho la zona”, cuenta.
Con el transcurrir del tiempo, instituciones educativas le pedían rutas pero solo hacia guiados hasta el cerro Mulato. Con el propósito de ampliar la oferta, estableció una ruta que consiste en conocer el sistema Tinajones. Esta incluye cerro Mulato, el partido de La Puntilla, la Cascada, la Bocatoma y, por último, el reservorio, lugar en el cual se conversa sobre historia y cultura para conocimiento de los estudiantes. Manifiesta que diseñó este circuito por un tema ilustrativo, ya que tenía que educar a los niños sobre la importancia de esta fuente de agua.
Ántero Carrasco considera que lo más preciado que debe realizar un guía es cuidar las bondades de la naturaleza.
“La mayoría de lugares que se están promocionando en Chiclayo, como por ejemplo Mayascón, están saturados. Mayascón es un pequeño manantial, muy bonito y pintoresco, pero lastimosamente la gente que lo administra no ha medido la capacidad de carga y los fines de semana llegan muchas personas sin guía, se llena de ambulantes y se acumula basura, lo que quita el atractivo del lugar”, manifiesta.
Otra de las rutas que ofrece en Chongoyape es la de Las Tinajas, ubicadas por la carretera a Tocmoche, casi en la misma ruta que la de El Chorro, pero con una carretera más accesible y con caminata de una hora. Él promociona sus servicios turísticos a través de redes sociales, el trato directo y por medios televisivos que han hecho reportajes. Actualmente trabaja en Chaparrí y está en constante contacto con delegaciones que suelen ser universitarias y escolares.
“Para visitar Las Tinajas y El Chorro hemos recibido a delegaciones universitarias en el camping de mi familia. He guiado a delegaciones de universidades como Alas Peruanas de Ica, la católica, San Ignacio de Loyola, Pacífico y Federico Villareal de Lima. A veces tengo grupos que quieren el tour de cuatro días que incluye museos en Chiclayo. Gracias a ellos, ofrecemos un paquete turístico más completo”, aclara.
DE PROFESIÓN, ELECTRICISTA
Una peculiaridad de Ántero Carrasco es que ha vivido de la fotografía hasta que terminó el colegio. Luego, decidió estudiar la carrera de electricista industrial en el SENATI de Trujillo. Decidió ejercerla por casi un año en una empresa procesadora de alimentos, pero las condiciones en las que vivía hicieron que tome un nuevo rumbo en su vida y decidió regresar a su tierra querida.
Cuando llegó a “La Capital del Bizcochuelo”, empezó a trabajar independiente. Además, la gente lo conocía como fotógrafo e incluso pensaban que era reportero de algún medio de comunicación. Por cosas del destino, gracias a esa fama, se le presentó la oportunidad de trabajo en Chaparrí, aceptando sin pensarlo dos veces.
Actualmente pertenece a la Red de Turismo Rural Comunitario, organización existente desde hace doce años y que fue otro detonante para cambiar su visión, debido a que recibió diversas capacitaciones para mejorar sus habilidades y así programar y coordinar viajes en diversos lugares del Perú como Cajamarca, Tumbes, Áncash y San Martín. Sin embargo, su mayor responsabilidad, es cuidar y asegurarse que los turistas vivan una experiencia inigualable.
“Estoy capacitándome para iniciar una agencia de turismo y poder tener una empresa formalizada con respeto a todas las leyes peruanas. Yo no trabajo, hago lo que me gusta”, concluye.
El primer día de octubre de 1997, los recién casados Sara Nunura Lozada y Eber Sánchez Ventura, dieron la bienvenida al mundo a su primogénito, quien heredó el nombre de su padre, la inclinación por la literatura de su madre y la amabilidad de su tierra natal, Chiclayo. Heber Sánchez tuvo una infancia que describe con nostalgia como feliz y llena de aventuras propias de la edad, aunque después, una avalancha de circunstancias le darían paso a una pubertad un tanto disfuncional, hecho que le hizo forjar una personalidad retraída y al mismo tiempo excéntrica de la que, con el tiempo, aprendió a enorgullecerse y aprovechar.
Su formación básica tuvo lugar en las aulas de los colegios San Lorenzo, Coronel Francisco Bolognesi Cervantes y Mater Admirabilis. El último nombrado, de educación secundaria, sería testigo del nuevo rumbo de su vida. Desde siempre Heber Sánchez se había dedicado a usar su arte cuna, el dibujo, como un canal de expresión artística, pero en el 2012, cursando el tercer año, se dio cuenta de que quería ir más allá y comenzó a tentar la suerte de ponerle palabras a sus sentimientos y emociones, algo que derivó después en una catarsis que él llama “tormenta de pensamientos”.
Por aquellos días ya había conocido al que se convertiría en su amigo más cercano e íntimo, Flavio Vizcardo Martínez, quien, además, le haría ver el mundo y la vida de una manera diferente a la que estaba acostumbrado. En agosto de ese mismo año, supo que por el resto de su vida quería dedicarse a escribir y, en diciembre, abrió un blog en Tumblr bajo el nombre de “Un hombre escribe”. Tiempo después lo cambió a “Tormenta de pensamientos”, en el cual publica hasta hoy sus textos firmados como Heber Snc Nur, un seudónimo peculiar compuesto por su nombre y la abreviación de sus dos apellidos.
Sus primeros esbozos literarios los describe como un desahogo, un refugio que, por las temáticas que abordan tan personales, los ha confinado a las páginas de un cuaderno de las que no piensa sacarlos. Él nunca se llevó bien con los clásicos ni con la métrica que suele exigir la poesía escrita en verso, por lo que ha optado por un estilo de escritura a todas luces vanguardista que se conoce como prosa poética o prosa lírica. A los diecisiete años, decidió reunir los textos de su blog en libros, pero como no trabajaba con ninguna editorial, decidió realizar este proyecto por cuenta propia y él mismo editó sus libros.
Esta determinación dio su primer fruto en el 2015, cuando publicó el que sería su primer libro de una serie de tres antologías bautizada como "Tormenta de pensamientos". Este libro, que lleva por nombre "Oscuro silencio", se encuentra en formato digital en la web y es gratuito. En el 2016 la serie creció con "Ruinas internas" y el año pasado culminó con un tercer libro llamado también "Tormenta de pensamientos". Estos dos últimos libros se encuentran disponibles para la venta a través de autoreseditores.com, desde donde se puede hacer el pedido y llega a cualquier parte del mundo.
Su fuente de inspiración es una musa abstracta y, lejos de encasillarse en que una musa es necesariamente una mujer, cuenta que son todas esas situaciones de la vida de las que puede ganar experiencia. Su musa son los altibajos, la felicidad, la belleza, pero también sus respectivas contrapartes. Los escritores influyentes en él son Julio Ramón Ribeyro y Carlos Ruiz Zafón en la narrativa, y Ernesto Pérez Vallejo y Sergio Carrión en la poesía.
En cuanto a sus gustos personales, como buen norteño, es amante del ceviche y el cabrito, platos que considera sus favoritos. La música que escucha con frecuencia es el rap, pero con preferencias definidas, pues opta por artistas que procuran desligarse del estereotipo de rap convencional a la hora de componer sus canciones. Entre sus predilectos se encuentran Ámbkor, Soge y Brock Ansiolitiko. Además del rap, es amante de la música electrónica, el jazz y la música instrumental de Lindsey Stirling.
A primera impresión, se le podría describir como un tipo robusto que transmite seriedad con sus gestos y portador de una mirada recelosa. Sin embargo, esto se desvanece cuando se comienza a intercambiar palabras con él. Un tanto más pasa con sus amigos, pues una de las cosas que disfruta es pasar tiempo con aquellos a los que considera su segunda familia. Para él, la amistad es lealtad; el amor es sacrificio y la familia, unión.
Actualmente está por comenzar el cuarto ciclo de la especialidad de Comunicación en el Instituto Sagrado Corazón de Jesús, donde va consolidando los cimientos de lo que será su vida como profesional y destaca, sobre todo, el gran interés que tiene por transmitir sus conocimientos a otros chicos que tienen similares sueños.
Sánchez Nunura es un joven que disfruta del arte de poner palabras a sus pensamientos y estructurar textos y poemas como si se tratasen de una edificación. Él comunica algo más allá de lo común a través del sexto arte.
Su arma y herramienta es la escritura.