Conversaba con un amigo magistrado y recién me daba por enterada que el primero de diciembre elegirá al nuevo presidente de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque. ¿Y dónde está el principio de publicidad, información comunicación?, pregunté.
No me refiero a que la Corte lambayecana compre paquetes publicitarios tal y como lo hacen los políticos cuando postulan para llegar a ocupar un cargo público, sino que puedan otorgar información para que los lambayecanos, así como los pobladores de todas aquellas provincias que pertenecen a nuestro distrito judicial, se enteren quienes son los aspirantes a presidirla.
De igual manera, se pueda escuchar sus propuestas, así como conocer su legajo personal; es decir, los ciudadanos podamos percibir la calidad de los magistrados que están postulando, más aún porque todos somos conocedores del grado de corruptela que empaña la imagen de uno de los principales Poderes del Estado, en el que además descansa la seguridad jurídica, así como las reglas y normas para mantener la tranquilidad, el orden y el control interno de nuestro país.
Para ese día, la actual presidenta de la Corte lambayecana, Ana Salés del Castillo, ha convocado a Sala Plena Ordinaria a todos los Magistrados Superiores Titulares, quienes participarán de la elección, sin que hasta el momento se sepa quiénes son los postulantes o aspirantes a presidir la Corte Superior de Justicia de Lambayeque para el período 2017 - 2018.
Sin embargo, y dado que se trata de un acto de gran importancia para el futuro de la justicia, de la verdadera justicia en la región, que sirva de ejemplo a otros distritos judiciales del país, sería bueno que Salés del Castillo, como parte de una de sus acertadas gestiones como presidenta de la Corte, convoque antes de la elección a los magistrados para que den a conocer oportunamente sus respectivos planes de gobierno jurídico.
Las elecciones que se vienen en el seno de la Corte lambayecana representan un acontecimiento serio y de mucha trascendencia. Por lo tanto, por el respeto a la majestad del Poder Judicial sería muy bueno y saludable que los aspirantes asuman la obligación y el deber moral de sustentar ante sus colegas y compañeros, en Sala Plena, sus planes de trabajo y de gobierno.
La responsabilidad de dirigir la Corte Superior de Justicia de Lambayeque amerita que quien tiene pretensiones de ocupar el cargo lo haga tras haber efectuado un profundo y cabal estudio de la problemática, así como tener bajo el brazo un ilustrativo y efectivo plan de gobierno con proyectos y propuestas objetivas, reales, viables, con líneas directrices, que servirán de mucho para desarrollar un buen y acertado gobierno.
Hay que tener en cuenta que la presidencia de la Corte es uno de los cargos más importantes en Lambayeque, en el que la persona que sea elegida tiene una serie de responsabilidades de gobierno. Además, tan importante cargo cuenta con características especiales, personales y profesionales a fin que de la manera más adecuada se administre la política institucional y, sobre todo, sea guía de una buena, correcta y justa aplicación del Derecho.
Desdeestas líneas quiero hacer sentir Mi Expresión y señalar que una forma de lograr una verdadera reforma judicial es promoviendo autoridades judiciales que gocen de gran legitimidad para obrar y tener respaldo no solo de los magistrados superiores, sino también de la ciudadanía, más porque hay algunos jueces timoratos y hasta prevaricadores que hacen perder la confianza en este poder del Estado.
Es cierto que el Poder Judicial actual necesita de una reestructuración, pero para que esta se empiece a dar se hace necesario contar con jueces con capacidad de convocatoria y con el impulso suficiente de profesional y humano, para llevar a buen lugar una reforma, ya que el Poder Judicial cada día va de más a menos, pero no porque la institución sea mala, sino porque algunas de las personas que la conforman le dan ese concepto ante la sociedad.
Lamentablemente, la elección de la principal autoridad de este Poder del Estado se realiza de forma casi clandestina, en el más absoluto hermetismo, dejando de lado lo que pueda pensar o decir la ciudadanía, que es a la que se debe.
De una cosa sí estoy convencida, es que durante mis años de periodista, los que son muchos, los magistrados aspirantes y postulantes a tan importante cargo nunca han expuesto a sus colegas y mucho menos a la población, cuáles son las propuestas que tiene en agenda. Una excepción fue, en su tiempo, el doctor Duberlí Rodríguez Tineo, hoy Vocal Supremo.
Todo esto me ha traído al recuerdo a mis maestros universitarios en Periodismo de las cátedras de Ciencias Políticas y Derecho Constitucional, quienes decían que el juez es aquel hombre que, luego de un análisis exhaustivo de las ideas y las defensas de cada parte, tiene la capacidad de juzgar libremente y dar penas o libertades. El Juez debe tener la experiencia suficiente para desarrollar una capacidad de juzgar justamente.
El Poder Judicial se ha vuelto una institución débil porque sus integrantes, en este caso su presidente, es elegido entre cuatro paredes, en estricto celo y, lo que es peor, sin que sus pares tengan la oportunidad de escuchar sus propuestas, planes de trabajo y planes de gobierno.
No olvidemos que ocultarse significa alejarse de la opinión pública, así como evitar cualquier fiscalización y control.