“La celebración del vigésimo aniversario de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo es una ocasión preciosa para pensar en la madurez que debemos alcanzar. Somos una institución joven que tiene mucho que aprender; pero, por lo demostrado hasta ahora, somos una universidad que no debe temer a proponerse grandes objetivos”, señaló monseñor Robert Prevost Martínez, obispo de la Diócesis de Chiclayo y Gran Canciller de la USAT, durante su mensaje en la ceremonia de aniversario de la casa de estudios.
Prevost Martínez dijo durante su alocución que el licenciamiento institucional otorgado por la SUNEDU, luego de un riguroso procedimiento en el que conjuntamente han demostrado que la USAT cumple con las condiciones básicas de calidad para poder brindar un óptimo servicio educativo, les permite ser conscientes del compromiso de todos por desempeñar de la mejor manera su trabajo profesional en esta sede universitaria.
La autoridad eclesiástica refirió que la naturaleza propia de toda universidad puede explicarse desde muchos ámbitos, cada uno según la ciencia a la que se dedica de forma particular tendrá una cierta perspectiva, por ello se muestra muy importante la interdisciplinariedad que debe ponerlos en constante diálogo para aprender unos de otros.
“Somos una familia numerosa que crece con el paso de los años. La pluralidad muchas veces se puede presentar como opuesta a la unidad. Sin embargo, supone todo lo contrario. La multiplicidad supone la unidad. Si la ciencia nos lleva a formar guetos en donde solo se intercambia o se comparte conocimiento con los iguales, no se ha entendido la idea de universidad de poner fronteras y de querer encerrar todos los problemas en un pequeño mundo como puede ser una universidad. El mundo es más grande, más amplio, más variado”, precisó Robert Prevost.
El Gran Canciller manifestó que la universidad debe formar para el mundo exterior. “En la vida de los jóvenes somos una etapa de transición hacia la estabilidad laboral, económica o incluso familiar. Por eso, tenemos un serio compromiso con la sociedad. Los jóvenes deben pasar por la universidad para luego hacer crecer y desarrollar el mundo de fuera”, aseveró.
Refirió que a todos toca hacer frente a las fuertes y cada vez más crónicas crisis socioambientales. “La corrupción, la contaminación, la degradación moral por poner unos cuantos ejemplos, nos presentan grandes interrogantes. El cambio social, bien los sabemos, empieza por el cambio individual. Si queremos una sociedad más justa y menos corrupta; si queremos ciudades más limpias y ordenadas; si queremos un mundo con menos inmoralidad, debemos empezar por cambiar primero, cada uno personalmente”, acotó.
También dijo que como universidad, atenta a los problemas más urgentes, a la USAT le corresponde cumplir el papel de educar para la vida intelectual, moral y ecológica de los jóvenes. “Así nuestra cooperación será con cada alumno, y al mismo tiempo con la sociedad”, afirmó.
UNIVERSIDAD E IGLESIA
El obispo de la Diócesis de Chiclayo y Gran Canciller de la USAT manifestó que la identidad católica los pone también ante los propósitos que no deben traicionar. “La dimensión religiosa de cada persona también es una fuente de inspiración y de energía para la consecución de grandes metas. Formar en la fe, no es un apéndice a nuestra labor universitaria; es nuestro compromiso con Dios y con aquellos testigos que nos han enseñado que la ciencia, la razón y la fe se complementan perfectamente”, alegó.
En otro momento de su intervención Prevost Martínez agregó: “Nuestro compromiso como institución eclesial, no consiste en imponer unas creencias, sino en develar la fuente inagotable de verdad que se revela en la doctrina cristiana. De hablar a las conciencias y a la razón de todos los estudiantes y permitirles encontrarse con Dios en el camino profesional que ellos mismos han elegido”.
“Cuando nos planteamos fines comunes y apuntamos todos hacia esos mismos objetivos, es posible pensar en la unidad, en la complementariedad, en la cooperación. Quisiera mencionar tres ámbitos concretos de compromiso que bien pueden fomentar un saludable espíritu de comunión; primero, nuestro compromiso con los jóvenes; segundo, nuestro compromiso con la sociedad; tercero, nuestro compromiso con la iglesia”, acotó.
UNIVERSIDAD Y JUVENTUD
Para monseñor Robert Prevost el compromiso de la USAT con la juventud es primordial. La universidad – dice – “es un espacio existencial en donde se desarrolla la vida de cientos de jóvenes ávidos por aprender y llenos de sueños y esperanzas. Los jóvenes están durante el tiempo que transcurre su vida universitaria, en cierta manera, en las manos de los académicos”.
“Entender a los jóvenes y asumir el rol de acompañaros es cada vez más urgente. Nuestra misión no es solamente informar, sino al mismo tiempo formar. Los jóvenes no solamente necesitan conocimientos, sino también modelos a imitar, personas en las que confiar. Se aprende cuando se escucha, se aprende cuando se mira, se aprende cuando se dialoga, la vida misma es aprendizaje, nuestra vida debe ser testimonio de enseñanza – aprendizaje para nuestros jóvenes”, argumentó.
También refirió que será crucial para su trabajo entender la realidad de los jóvenes e involucrarse en sus proyectos para orientarlos. La formación de la juventud es un cometido que pocos quieren asumir.
“La universidad debe ser consciente de su potencial para despertar y avivar en los jóvenes grandes y nobles aspiraciones. La formación científica, la formación ética, la formación cristiana deben realizar en el pensamiento y la vida de cada joven universitario una hermosa síntesis que se manifieste principalmente por un sano y recto espíritu crítico. El mundo necesita de personas que piensen y que sepan tomar decisiones; y que asuman con responsabilidad y honestidad su rol en la sociedad. Es nuestro deber hacerlo posible con nuestros alumnos”, ratificó.
Finalmente dijo que la realidad universitaria es como una pequeña sociedad con sus calles y plazas, con sus familias y hasta clases sociales distintas.
“No caigamos en la tentación. A todos, les invito a tener presente en su trabajo diario estos tres ámbitos de compromiso: servir a la juventud, servir a la sociedad, servir a la iglesia. De que compartamos estas motivaciones dependen muchas cosas grandes para nuestra casa de estudios”, finalizó.