La vida no es lo que planificamos sino lo que sucede, acepción que hoy más que nunca se muestra tal cual producto de la mediocridad radical de un político retrograda y criminal llamado Vladimir Putin, quien por momentos aparecía como un personaje sensato y coherente, para luego, cual criminal despiadado, arremeter como un coche bomba para acabar con la vida de todo ser viviente que por desgracia le tocó morar en un ámbito cercano al suyo, destruyéndolo a mansalva y sin piedad, matando ilusiones y el proyecto de vida de niños y jóvenes inocentes, quienes incluso conjuntamente con sus pares más cercanos sobrevivientes de un insano arrebato, buscarán como refugio escondites profundos y desnaturalizados hasta que el invasivo enemigo letal decida terminar con su propósito criminal.
El amanecer del jueves 24 de febrero pasará a la historia como un día que un demencial sujeto, que no le da valor a la vida, decidió abruptamente que sus tropas irrumpieran en un territorio donde él ni su combatientes robotizados son dueños de nada, ni tienen derechos formales para neutralizar a un país, utilizando para ello su aparato bélico de última generación y su superioridad numérica de efectivos militares preparados para apagar la vida de sus habitantes a discreción y devastar lo que esté a su paso, poniendo en vilo la estabilidad socioeconómica de un país pujante, todo por un interés oligárquico fundamentado bajo argumentos grotescos para justificar lo injustificable y lograr el objetivo materia de sus anhelos trasnochados, esto es, de apropiarse de lo ajeno y obtener poder donde no lo debe tener.
Lo que se gana con violencia, se pierde con paciencia, lo que se busca se encuentra con inmediatez justa y equitativa, nada dura toda la vida, por lo tanto Putin, despiadado y criminal, no esperes más de lo que tu obsesión compulsiva de poder te ha podido dar a escondidas, ya que más tarde que nunca, tu activa conducta criminal que te acompaña hasta hoy, será apagada y extinguida cuando de seguro pasarás no ha una mejor vida, sino allí donde todos los de tu calaña purgarán una condena extensiva natural.
Los días y las horas irán transcurriendo despiadadamente, las amenazas y advertencias del propulsor del evento insano serán recurrentes y cotidianos, nada de eso le servirá para amedrentar al que decida oponerse a esta terrible y noctambula invasión, que por cierto desde su inicio puso en vilo la tranquilidad pública de nuestros hermanos ucranianos, usando para tal fin la mentira y la argucia, para luego, con efectividad plena, usando lo que más tiene -armas a discreción -, invadir con alevosía y ventaja un país que lucha denodadamente por no ser vencido y sometido a una precariedad humana.
A ustedes hermanos ucranianos, nuestra solidaridad en estos momentos irrazonables e innecesarios que les ha tocado vivir, la humanidad entera los admira y reconoce el valor de su identidad y su valentía, no claudiquen ante el vertiginoso accionar de seres vivientes que solo saben dañar y matar, crean en ustedes mismos y en lo que son, no marchen de reversa ni traicionen su patriotismo comprobado, sepan también que estamos aislados pero siempre unidos y que la razón se impondrá sobre la irracionabilidad de sus invasores de ocasión.
(*) Especialista en Contrataciones del Estado