El aplastante triunfo por parte del Partido Podemos Por el Perú (PP) al atardecer del día domingo 7 (día cabalístico), nos dejó perplejos, anonadados, por qué no cariacontecidos. Para la gobernación regional la abrumadora victoria fue tal que los contendores a las justas asomaron la cabeza, dando media vuelta para ir a llorar al río, pero, en fin, era una lid, tenía que haber vencedores y vencidos.
Hasta allí todo el encanto y la algarabía invadía no solo a los cabecillas, sino también a la parafernalia y cuanto astuto saltarín que de un brinco se colgó del carro alegórico celebrando el triunfo de PP. Ahora entramos a vivir la realidad. Las hurras y las vivas son cosas del pasado, viene lo bueno, ordenar la casa y organizar las gestiones en las jurisdicciones donde se logró la mayoría del voto popular – claro está – partiendo por la probidad, la honorabilidad y la decencia de las autoridades elegidas de PP.
En este sentido, en tiempo exprés, sin siquiera respirar hondo, ya tenemos a una trasnochada y frecuente autoridad edil sentenciada con cuatro años de prisión suspendida por el delito – para variar- de malversación de fondos. Me estoy refiriendo a un personaje camaleónico como es el señor Willy Serrato, quien con la camiseta – por ahora - del partido PP, quizás y muy posible no pueda ni siquiera juramentar como alcalde del distrito de Olmos, cuyos votantes creyeron y se allanaron a él, pensando por cierto que era limpio y puro, condición que a la luz de los hechos descritos en la sentencia condenatoria no habría tenido.
Entonces, a quien le indilgamos responsabilidad, a la madre o al cordero, tendríamos que ser coherentes en este caso. Primero a la madre, es decir a PP por cobijar y dejar correr a un personaje que ya venía siendo juzgado. Entonces la pregunta se cae de madura, ¿dónde estuvieron los filtros y el tamiz preventivo por parte de esta organización política? Tendremos que colegir que estos no habrían sido los adecuados o que sistemáticamente se permitió que Serrato estuviera en la lid electoral para lograr no solo los votos para su elección, sino por arrastre, conseguir los votos para la gobernación regional que en suma fueron de vital importancia para el éxito obtenido, máxime si de acuerdo a los índices poblacionales, Olmos es un distrito con una cantidad de electores muy importante que aunado a los distritos donde obtuvieron la mayor votación, como son: Chiclayo, José Leonardo Ortiz, La Victoria y otros más, dieron como resultado el aseguramiento en primera vuelta del cargo supremo en el ámbito regional.
Si así empiezan, como podrían terminar. La brasa roja incandescente en la comuna chiclayana donde PP será el gestor, difícilmente y ni siquiera en el mediano plazo se podrá extinguir. Los desmadres guardados bajo siete llaves, no solo de la gestión del saliente y del que lo antecedió moran cómodos y sobreprotegidos allí, ni qué decir en el ámbito de la gestión regional y todos sus estamentos adscritos.
En esos espacios hay mucho que encontrar y librar, diría yo, como una batalla campal. Los entuertos bien armados, expedientes técnicos mal elaborados, obras técnicamente mal ejecutadas y supervisadas, adicionales de obra otorgados a diestra y siniestra y para colmo los procesos arbitrales perdidos, difícilmente permitirán que los cuatro años venideros sean de prosperidad.