Uno de los grupos más afectados, vulnerables y en riesgo son las niñas, adolescentes y mujeres. Si antes de la pandemia ya sufrían, dentro y fuera de sus hogares, violencia sexual, física, verbal, psicológica; el distanciamiento social y la suspensión de clases hacen que hoy permanezcan en casa o estén en espacios cerrados, muchas veces con su agresor, lo que traerá como consecuencia el aumento de embarazos no deseados, de enfermedades de transmisión sexual, deserción escolar y el grave daño en los diferentes aspectos y dimensiones de su vida. A ello se une la sobrecarga de los servicios de salud por la presencia del Covid-19 y los obstáculos para solicitar ayuda.
Entre marzo y junio de este año, la Línea 100 recibió 67 mil 712 casos de violencia familiar y abuso sexual. De ese total, unas 17 mil llamadas estaban relacionadas a actos de violencia y abuso sexual cometidos en contra de niños, niñas y adolescentes.
Asimismo, desde el 16 de marzo hasta el 15 de julio, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables – MIMP, recibió cerca de 900 casos de violación sexual a nivel nacional. El 71 % de víctimas fueron menores de edad: 600 niñas y 40 niños. Si hacemos un balance, se podría decir que en los últimos cuatro meses, cinco menores de edad fueron abusados sexualmente cada día, cifras que muestran una realidad cruda y real.
SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
Por ello es necesario que los gobiernos incluyan a la Salud Sexual y Reproductiva como servicios esenciales, como lo ha requerido la Organización Mundial de la Salud - OMS.
Así como el Estado reconocer que aún en tiempos de pandemia las prestaciones de salud para la población vulnerable requieren de medidas integrales y de carácter multifactorial, en especial aquellas relacionadas con prevención y atención de la violencia sexual, es necesario garantizar que aun cuando los sistemas de salud se vean saturados por la Covid-19, debe asegurarse a mujeres, niñas y adolescentes el acceso efectivo a los servicios de salud, teniendo en consideración la presencia de recurso humano que permita brindar una atención calificada, respetada y oportuna.
TRABAJO DE TODOS
Es importante hacer un llamado a los sectores involucrados: el MIMP, el Ministerio de Salud – MINSA, el Ministerio de Educación – MINEDU, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos - MINJUS, las organizaciones de la sociedad civil y la población en general para generar sinergias y un trabajo conjunto, asumir un compromiso desde cada espacio, escenario y rincón de nuestro país, adoptando y promoviendo medidas significativas como denunciar tempranamente, para evitar nuevas manifestaciones de violencia, abuso, acoso u hostigamiento sexual, violación, violencia de pareja y familiar.
Seamos fieles vigilantes y defensores de nuestros niños, niñas, mujeres y adolescentes, no permanezcamos indiferentes ante una realidad cada vez más visible y desgarradora que pueden sufrir estos grupos etarios. Demostremos que no están solas, hay que escucharlas, apoyarlas, cuidarlas y acompañar a las niñas, adolescentes y mujeres en los procesos de denuncia y garantizar el acceso a los servicios de salud en tiempos de pandemia. Las heridas físicas pasarán, pero las emocionales quedarán gravadas por siempre si no reciben ayuda oportuna.
(*) Past decana del Colegio de Obstetras del Perú – CR XI Lambayeque.