HAY QUE EVANGELIZAR LA POLíÂTICA: LOS "DESALMADOS" DEL SIGLO XXI
Hace muchísimo tiempo los políticos, claro no todos, pero sí, lamentablemente, la mayoría de ellos en nuestro país y el mundo, se han arrancado a Dios de su alma y, por eso, gobiernan y actúan si amor, sin humildad, sin honestidad, sin dignidad y, lo que es peor, sin ningún cargo de conciencia frente a sus actos corruptos.
Pero así como nos quejamos de los malos políticos, de aquellos que llenan su corazón de desamor y cáncer de corrupción, también hay otros, o existieron otros que, en esta misma actividad, se convirtieron en seres excepcionales, heroicos y santos. En esta crónica queremos expresarles nuestro elevado respeto y admiración. Uno de estos personajes fue, como nos lo dijera en la misa dominical, nuestro querido Párroco R.P. Ricardo Guerrero Orrego, el ilustrísimo don Gabriel García Moreno que, según los historiadores de ese país, fue el mejor Presidente que tuvo la hermana república de Ecuador.
García Moreno fue el presidente "Santo" de Ecuador. Era muy piadoso y de una profunda convicción cristiana católica. Antes de iniciar sus actividades diarias como mandatario de la nación, acostumbraba ir todos los días, muy temprano, a escuchar misa. Lo hacía sin la custodia de su guardia personal, Solía decir a quienes lo rodeaban que él no le temía a la muerte, pues estaba seguro que Dios lo protegía. Se cuenta que antes de dar una ley, García Moreno disponía que sus colaboradores colocaran en su mesa de trabajo el Santísimo y, luego, pedía la presencia del Vicario y su Asesor Espiritual. En esos momentos, puesto de rodillas, entraba en éxtasis místico y oraba pidiendo:"Señor, ilumina mi alma y dime si conviene promulgar esta ley o no. Yo espero tú respuesta".
Lamentablemente una mañana, el 6 de agosto de 1875, cuando se encontraba orando frente al altar de la Iglesia del Sagrario en su visita habitual al Santísimo Sacramento, un demente fanático apodado "Rayo", aprovechando que se encontraba sin la protección de su seguridad, apareció como una sombre negra por sus espaldas y lo atacó cobardemente con un machete provocándole heridas muy graves. Agónico alcanzó a escribir sobre el piso, con su dedo y su propia sangre, este último mensaje:"DIOS NO MUERE". En uno de los bolsillos de su chaqueta fue encontrado su breviario inseparable "Imitación de Cristo".
Los biógrafos de García Moreno anotan lo siguiente:"Varón católico, firme y batallador, mártir de los enemigos de la fe a causa de su coherencia en la aplicación de los principios católicos y por su valentía en la defensa de la Iglesia, del Papado y la patria ecuatoriana"(...). Otros historiadores añaden:"Infatigable, estoico, justo, enérgico en sus decisiones, admirablemente lógico en su vida García Moreno es una de las mayores personalidades de la historia americana (...). En quince años transformó completamente su pequeño país, de acuerdo a una amplia concepción política que solamente la muerte le impidió consumar. Místico de tipo español, no se conformó con la contemplación estéril; necesitaba de la acción. La doctrina de la Iglesia sería su guía en todas sus acciones de gobierno". Respecto a su obra como estadista se sostiene que:"Fortalecido por la fe en Dios, García Moreno contribuyó a la excelencia en la educación, pues trajo a su país a las mentes más lúcidas de Europa. Impulsó la construcción de carreteras, edificios públicos y la extensión de líneas de ferrocarril y, cosa digna de admiración en nuestros días, eliminó casi por completo, las cuantiosas deudas contraídas en los anteriores decenios de corrupción política".
Y ahora volvemos a lo nuestro, a aquella dolorosa realidad que nos consume, para decir que muchos malos políticos, durante sus campañas proselitistas para llegar al poder, embaucan a sus electores para conseguir sus votos. Se afanan en pronunciar discursos patrióticos, encendidos de solidaridad y entrega por los más pobres y necesitados y se confiesan públicamente hijos de Dios. Aparecen en los medios de comunicación abrazando y besando a gente de los Pueblos Jóvenes, cargando a niños inocentes, asistiendo a misa, comulgando, etc. Pero lo cierto es que en sus Planes de Gobierno no está el Plan de Dios y por eso nos ocurren todas las desgracias que este mundo nos trae: violencia, egoísmo, terrorismo, narcotráfico, corrupción, desamor y muerte.
El verdadero gobernante del mundo es Dios, pero sus leyes no se acatan, no se cumplen, no se tienen en cuenta. Él, que ha mandado cumplir las leyes del amor como:"Amar a Dios sobre todas las cosas", íÂmense los unos a los otros como yo los he amado", o aquella otras que nos piden que la cumplamos si nos consideramos cristianos:"Ama a tu prójimo como a ti mismo" o, "Honra a tu padre y a tu madre", "No matar", "no codiciar los bienes ajenos", etc., todas ellas inspiradas en buscar la paz y la felicidad del hombre. Repito, Dios está ausente del corazón de los malos políticos que, una vez cumplido su propósito de ganar las elecciones, le dan la espalda y se olvidan de todo lo que dijeron en su campaña y lo arrojan como a esos carteles y afiches desechables de su propaganda partidaria. Una vez elegidos aplican su perverso plan de gobierno: odio, envidia, egoísmo, mediocridad, ambición, soberbia, etc. Todo lejos de las enseñanzas que Jesús, nuestro Gran Maestro y Salvador, nos dejó en el Evangelio: su palabra eterna.
Lo censurable de algunos malos políticos es que, una vez que resultan elegidos Presidentes de la República, Congresistas, Ministros de Estado, Presidentes Regionales, Alcaldes, gobernadores, etc., se olvidan de lo que predicaron en su campaña y, en su nueva condición de autoridades, se sienten tan importantes y ocupados que ya no tienen tiempo para atender a Dios. Él habrá pasado a un plano inferior, hasta nuevo aviso. La mediocridad hace que los malos políticos se sientan superiores a Dios, superiores al Rey del Universo. Por eso tenemos leyes absurdas e injustas que sólo benefician a los poderosos en perjuicio de los desvalidos y pobres de nuestro país. Por eso yo considero que los malos políticos son los "desalmados" de la patria.
Me es imposible en este espacio ampliar mis comentarios sobre este tema, que por cierto da para mucho más, pero dejo para otros la oportunidad de opinar, si lo quieren, sobre lo mismo. La verdad es que hay mucho que decir, porque se trata de la verdadera causa de todos nuestros males nacionales.
Finalmente, debo aclarar que yo no me considero un cucufato en este asunto, pero sí estoy plenamente convencido que las cosas nos irían muchísimo mejor si decidiéramos, en serio, evangelizar nuestra política y, de manera especial, a la actual clase política peruana. Ya estamos hartos de tanta improvisación, mediocridad y corrupción de esta casta advenediza y oportunista. Con el gobierno y aplicación de las Leyes de Dios este país nuestro, estoy seguro, alcanzaría la paz y la prosperidad que todos deseamos. Amen.
arboldepiel@hotmail.com
poeta, escritor, periodista y docente universitario
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