¿ADIÓS AL SÓLIDO NORTE?
La victoria electoral de Humberto Acuña Peralta, del partido Alianza para el Progreso, sobre el candidato aprista Manuel Valverde en la segunda vuelta de las elecciones regionales en Lambayeque es un síntoma de un nuevo panorama político en el Perú.
Los resultados preliminares en las diez regiones donde el pasado domingo 5 de diciembre se realizó la segunda vuelta (Tumbes, Lima provincias, Ica, Amazonas, Ayacucho, Huánuco, Pasco, Madre de Dios y Puno) indican que cada año se va quebrando la antigua hegemonía del partido de gobierno, el Partido Aprista Peruano, que pese a los esfuerzos por ganar representatividad ´incluso apoyados por el aparato oficialista-.
Humberto Acuña Peralta es ya el virtual presidente de la Región Lambayeque, y en estos momentos todavía debe estar saboreando las mieles de la victoria. No es para menos: haber logrado el 72% de apoyo de la población en las urnas puede considerarse un triunfo rotundo, sobre el alrededor del 28 % obtenido por el candidato aprista.
Haciendo un análisis somero de lo que fue la campaña de segunda vuelta, intuyo que en el electorado ha sido decisiva la imagen de profesional independiente, de gerente, que presentó el ingeniero Acuña Peralta, cuya propuesta para Lambayeque se caracteriza por un diagnóstico muy bien elaborado y con planes concretos a mediano y largo plazo.
En la otra orilla, podemos decir que no le hizo ningún bien al Partido Aprista las denuncias sobre una presunta campaña sucia para demoler a Acuña. Además, luego de conocerse su derrota electoral, ha sido una vergüenza pública observar a sus partidarios agredir a los periodistas. Señores apristas de Lambayeque, con todo respeto les decimos: ¡Hay que saber perder!
Periodísticamente hablando, para entender la decepción y el dolor de los militantes apristas, habría que remontarnos a la historia del Perú. Tradicionalmente las ciudades de Trujillo, Chiclayo, Piura y Tumbes fueron lustros atrás un impenetrable bastión aprista, conocido como el "sólido norte".
El fundador del Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre nació en Trujillo y fue miembro de una generación brillante, pues compartió inquietudes juveniles nada más ni nada menos que con intelectuales de la talla de César Vallejo, Antenor Orrego, José Eulogio Garrido, Alcides Spelucín, Oscar Imaña, en las aulas de la Universidad Nacional de Trujillo. A todas luces Haya es un personaje histórico, que al igual que José Carlos Mariátegui y Víctor Andrés Belaúnde ´cada quien en su propia filosofía- trataron de encontrar alternativas para sacar adelante al Perú.
Sabemos por la Historia del sufrimiento y la persecución que hubo contra los apristas y sus familiares durante y después de la llamada Revolución de 1932, donde fueron asesinados y encarcelados en condiciones infrahumanas. Es un martirio que para los apristas de corazón es más que un dato libresco, pues sufrieron en carne propia.
Haya de la Torre, quien jamás pudo ver realizado su sueño de leva a s partido hasta el gobierno nacional, tuvo una labor impecable como presidente de la Asamblea Constituyente en 1978, pudo firmar la nueva Constitución Política del Perú en 1979, una de las más avanzadas de su época y que fue el puntal para el retorno a la democracia del Perú. Simbólicamente Haya de la Torre solamente cobró un sol por el ejercicio del cargo. Toda una lección de decencia humana y política que muchos deberían tomar como ejemplo a seguir.
El primer gobierno aprista en 1985-90, de la mano del Dr. Alan García Pérez fue desastroso para el Perú, según opinión unánime no sólo de los analistas y expertos, sino de los peruanos de a pie. Pero aún con este antecedente y tras la dictadura "fujimontesinista" el pueblo peruano le dio una oportunidad al Apra y hoy es el partido de gobierno.
Pero paradójicamente en las regiones y ciudades que conformaban el "sólido norte" el partido de la estrella empezó a perder paulatinamente su hegemonía. Uno de los casos más recordados fue la pérdida de la alcaldía de Trujillo, que estuvo a cargo del Ing. José Murgia Zannier durante cuatro períodos (casi dos décadas) para dar paso a nuevos aires. Precisamente un partido joven y de avanzada llamado Alianza para el Progreso (APP), liderado por el Ing. César Acuña Peralta, rompió un muro que parecía de acero.
Hace unos años en Lambayeque le tocó al Dr. Yehude Simon Munaro el papel de desestabilizar al Apra, y hoy se repite el plato con el Ing. Humberto Acuña Peralta, hermano del alcalde trujillano y también de las filas de APP.
El Partido Aprista Peruano ha recibido una dura lección de parte del pueblo peruano: para ser líder hay que trabajar mucho con las bases y no darle la espalda a la ciudadanía, hay que tener ética y no dejar pasar actos de corrupción.
Lo que ha sucedido es natural y es parte de la historia. El poder es prestado y el sistema democrático funciona con la participación de la sociedad. Ya no se puede imponer criterios ni entornillarse en el poder: hay que trabajar mucho para ganar el derecho de gobernar.
Quizás le va a costar mucho al Partido Aprista Peruano recuperar el "sólido norte". Ahora quizás sea el momento de que haga una autocrítica y abran paso a nuevos líderes juveniles, que de hecho los tienen. Es más, tienen ahora la responsabilidad de ser una oposición democrática y constructiva, aportando ideas y alternativas, acompañando con madurez y sin actos revoltosos.
Por su parte, el nuevo presidente regional de Lambayeque tiene la enorme responsabilidad de mantenernos como una región líder; seguir construyendo sobre lo ya avanzado. Como periodistas desde el semanario Expresión estaremos alertas para velar y defender los intereses de Lambayeque.
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