El ex cabecilla terrorista del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) Peter Cárdenas salió en libertad el martes último tras cumplir una condena de 25 años de prisión. Él fue recogido a las 7 a.m. por su esposa y otro familiar en la Base Naval del Callao, donde cumplió su sentencia.
Peter Cárdenas fue detenido por la policía en abril de 1992. Lo sentenciaron por terrorismo, terrorismo agravado y contra la fe pública. Su condena debió ser hasta abril del 2017. Sin embargo, fue liberado antes ya que se descontó la carcelería que cumplió entre 1988 y 1989.
El ex emerretista liberado fue sindicado como el número dos de la cúpula del MRTA y se desempeñó como cabecilla del destacamento de aniquilamiento de Lima Metropolitana. Con su captura se descubrieron las denominadas cárceles del pueblo.
Una de estas prisiones se encontraba en San Borja: era un sótano-celda y allí mantuvieron cautivos a varios empresarios secuestrados como parte de sus actividades criminales.
SUS CRÍMENES
Él planeó, financió y participó en la fuga de 48 miembros del MRTA del penal de Canto Grande en julio de 1990. En esa ocasión, los subversivos se tomaron una foto “para el recuerdo” cuando se construía el túnel por donde escaparon los reclusos.
Peter Cárdenas también participó en el asesinato del ex ministro de Defensa general EP (r) Enrique López Albújar. Además, en 1991 planificó y ordenó el rescate de la terrorista Lucero Cumpa Miranda “Camarada Cumpa".
Fue acusado por el secuestro del empresario de televisión Héctor Delgado Parker; del empresario de Farmindustria Hory Klimper; y de los atentados explosivos con cohetes antitanques contra los edificios de los Ministerios de Educación y de Economía, así como contra la casa del ex ministro Carlos Boloña.
SUS ANTECEDENTES
Peter Cárdenas también estuvo preso entre 1988 y 1989. Aquella vez se le sindicó como uno de los principales terroristas del MRTA, pero el Poder Judicial no encontró pruebas suficientes para condenarlos, dejándolos en libertad vigilada.
Fue detenido por segunda vez el 18 de abril de 1992 y sentenciado a cadena perpetua por un tribunal sin rostro. El día de su captura se le decomisó más de US$200.000 en efectivo, tres cohetes antitanques, metralletas, documentos falsos y miles de panfletos del grupo terrorista en el que militaba.
El 21 de marzo del 2006, el tribunal A de la Sala Penal Nacional sentenció a Peter Cárdenas a 25 años de cárcel. Recibió esta pena debido a que los actos terroristas que se le imputan fueron cometidos antes de que entrara en vigencia el Decreto Ley 25475, que condena con cadena perpetua esos delitos.
El 2 de abril del 2012, Peter Cárdenas fue derivado sorpresivamente al penal de máxima seguridad de Piedras Gordas y permaneció allí más de 5 meses.
El 9 de abril del 2014, el Tribunal Constitucional (TC) rechazó su pedido para cumplir su condena en una cárcel común. El 23 de enero del 2015 iba a salir libre, pero se tuvo que quedar ocho meses más.
OPINIONES
"Está saliendo con pena cumplida. No está saliendo con ningún beneficio. Los delitos de terrorismo no tienen ningún tipo de beneficio penitenciario. Se ha cumplido con la pena y el INPE lo único que tiene que hacer es darle la libertad del caso", indicó a RPP el jefe del INPE, Julio Magán.
John Caro, ex jefe de la Dirección contra el Terrorismo (Dircote), lamentó la liberación de este ex cabecilla del MRTA y consideró que debió haber sido condenado a cadena perpetua. "Lo que me indigna es que hoy hay presos policías que lucharon contra el terrorismo", enfatizó en diálogo con Canal N.
"Ha sido uno de los terroristas más crueles que ha tenido el Perú en la década de 1980 y parte de la década de 1990. Él es el que inventa y crea las cárceles del pueblo, donde se encerraba por meses a las personas", agregó.
Ante ello, el ex jefe de la Dirección contra el Terrorismo de la Policía Nacional (Dircote), Ketin Vidal, manifestó que Peter Cárdenas fue apresado bajo la premisa de un trabajo de inteligencia especial y que no se ha sabido valorar a causa del manejo político que se le ha dado al asunto.
“El tema de la lucha contra el terrorismo ha sido manejado bajo intereses políticos. Siempre han surgido protagonismos baratos que han tratado de polemizar y no han dicho la verdad”, dijo en diálogo con Canal N.
Vidal también señaló que “no se gana nada con insultarlo, diciendo que es diablo”, por lo que el Perú deberá invertir en sistemas de inteligencia para evitar un resurgimiento del terrorismo.
“Peter Cárdenas fue el dirigente del MRTA más temido que había. Manejaba la parte logística, la parte operativa. Él estuvo presente en los actos más crueles en los que participó el MRTA. Es fácil deducirlo cuando se ven las imágenes de la conferencia de prensa en la que se presenta su captura”, apuntó.
Por su parte el ex presidente de la Sala Penal Antiterrorismo, Marcos Ibazeta, mencionó que el problema en torno a este caso reside en cuánto esfuerzo hizo el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) por lograr que Peter Cárdenas logre llevar una vida diferente.
“Peter Cárdenas ya cumplió su condena. El problema no es ese, es saber qué hizo el INPE durante su encierro para tratar de resocializarlo. ¿Lo mantuvo separado, hubo un tratamiento, o le entregó el poder de los pabellones?”, dijo en diálogo con El Comercio.
Del mismo modo, agregó que el Perú no ha contado con gobernantes “con visión de futuro, pues creyeron que metiéndolos presos se acababa el problema”.
“No se percataron de que todo plazo tiene su fin. Se ha vencido el plazo y ahora lo que nos preocupa es nuestra propia desorganización, nuestro desorden, nuestra imprudencia. El Estado jamás se ha puesto en el escenario de la liberación de estos personajes”, argumentó.
En otro momento, Ibazeta aseguró que los ex miembros del MRTA “no se arrepienten”, ya que su finalidad es “conseguir el poder”. Añadió que, al ser derrotados militarmente, se han dado cuenta de que participando en política también pueden llegar al poder, ya que el Estado peruano ha dejado “gigantescos vacíos”.
“Mientras en Lima debaten los políticos, al interior del país se está a merced de cualquier aventurero”, apuntó.