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EXPRESIÓN, 27 AÑOS DESPUÉS: GRACIAS A DIOS Y A CADA UNO DE NUESTROS LECTORES

Escribe: Rosa Chambergo Montejo
Edición N° 1166

Pensaba cómo iniciar Mi Expresión, hasta que abrí mi WhatsApp y encontré un mensaje que me envío mi hermana Kotty que decía: “Dios abre puertas que nadie puede cerrar”. Muy cierto. La frase caló en mí y qué duda cabe, me la envío mi Jesús, utilizando a mi querida hermana.

El 13 de agosto de 1993, el Padre Creador del Mundo y de la Humanidad me abrió las puertas del Semanario Expresión para ejercer mi noble profesión de periodista. Desde aquella fecha, a la actual, no he parado gracias a los lectores, suscriptores y anunciadores.

Cada siete días hemos circulado, entregando en nuestras páginas un trabajo profesional, algunas veces analizado desde las escuelas de periodismo y comunicación de las universidades de Lambayeque y de otras regiones del norte.

Son 27 años haciendo Expresión. Año a año, nos hemos esmerado en presentar un buen producto no solo en calidad, sino también en contenido y este aniversario en particular no es la excepción, cada tema que presentamos en 60 páginas tiene nuestra energía y la “sangre” de nuestra vena periodística.

Muchas han sido las satisfacciones profesionales alcanzadas a lo largo de 27 años, grandes también han sido las decepciones que nos causaron algunos hechos que nos hacen reflexionar de lo que es nuestra profesión, y son inmensas las ganas que tenemos de seguir de la mano de Dios avanzando en nuestro trajinar periodístico que coloque en evidencia lo que queremos para Lambayeque, donde los beneficiados seamos todos los que aquí vivimos.

Solo una pandemia como el COVID -19 paralizó nuestra circulación física por cinco meses o 20 semanas. Sin embargo, nuestra labor periodística se puso a prueba cada día durante cuatro programas diarios que emprendimos a través de las redes sociales en nuestras plataformas informativas, las que han servido para que más personas nos conozcan. Por ello ese dicho popular “Dios sabe por qué lo hace” es muy cierto.

A través de este innovador trabajo periodístico incrementamos nuestras visitas más de millón y medio personas nos han leído o visitado. Talvez si no hubiera llegado el COVID- 19 hubiera seguido en mi zona de confort, poco hubiéramos cambiado. Sin embargo, esta anormalidad que ahora vivimos hizo que en un tronar de dedos ingresemos a lo que nos brinda la tecnología y que nos ha permitido subsistir en épocas tan difíciles, donde muchos han quebrado, cerrado o suspendido sus actividades.

Este tiempo me ha servido para reflexionar, reencontrarme conmigo misma, aprovechar el tiempo no solo dando las gracias infinitas a Dios por todo lo que me da y también lo que no; ha servido para estudiar, aprender, hacer lo que dejé por diversas circunstancias y que hoy por el tiempo quedándome en casa puedo hacer con calma. He realizado la producción de dos importantes libros que con la bendición del Todopoderoso verán la luz en las próximas semanas y serán como un agradecimiento a este año que nos deja innumerables lecciones para ser mejores personas. Estoy segura que por algo nos está pasando lo que hoy vivimos y debe ser para que seamos más solidarios con los demás.

Nada más vigente hoy en día que la célebre frase del periodista Ryszard KapuÅ›ciÅ„ski, quien escribió que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Por lo que puedo afirmar que a lo largo de estos 27 años en el ejercicio profesional y como persona me siento tranquila, porque siento las necesidades de muchísimos ciudadanos de nuestro querido Lambayeque, lo que sin duda me permite seguir apasionándome por cada tema que el equipo que me acompaña abordamos y lo hacemos con fuerza de razón y de manera responsable estudiando cada caso, cruzando información e incidiendo en la investigación periodística.

Cumplo 27 años frente a la dirección y edición de Expresión celebrando la vida y la salud de quienes me acompañan: mi familia y el equipo de jóvenes como mi hermana Lena Chambergo Montejo, Daniel Vera Vera, Javier Onofre Bances y Mónica Núñez Núñez, pero también estremeciéndome por la pérdida de excelentes buenos amigos que partieron a la eternidad, víctimas del contagio de esta pandemia, sin que hayamos podido darles el adiós como corresponde, porque el coronavirus lo impidió.

Sin duda el impacto económico del COVID-19 puede representar una amenaza existencial para el periodismo no solo de Lambayeque, el país, sino también del mundo. Las amenazas a la libertad de prensa y a la seguridad de los periodistas llegan en un momento en que el estrés económico por la crisis está empujando a muchas organizaciones de medios al borde de la extinción, exactamente en el momento en que más se necesitan.

Las consecuencias económicas de la pandemia han llevado al Fondo Monetario Internacional a predecir que este año se verá la peor recesión económica desde la Gran Depresión, en la década de 1930. La Organización Internacional del Trabajo espera una pérdida equivalente a 195 millones de empleos a tiempo completo. En este contexto, las organizaciones mediáticas han sido duramente golpeadas. A pesar del crecimiento récord de los índices de audiencia, la salud de la industria de los medios de comunicación está en riesgo.

Los ingresos por publicidad han caído repentinamente, por lo que señalo que haber hecho realidad esta edición al cumplir 27 años es un verdadero milagro. Gracias infinitas a cada uno de los anunciantes que nos acompañan esta vez.

El Foro Mundial sobre el Desarrollo de Medios ha reportado que algunos de sus miembros han visto una baja del 70 % en ingresos publicitarios. El momento actual ha sido descrito como una “extinción de los medios”. En algunos casos, las organizaciones mediáticas han doblado sus operaciones, y algunas organizaciones, especialmente las locales, podrían no ser capaces de sobrevivir.

El riesgo es que la desinformación venga a llenar el vacío. Entre los medios que logran sobrevivir, la caída de sus ingresos por concepto de publicidad privada puede poner en peligro su capacidad de proporcionar una cobertura independiente. En muchos países, la falta de ingresos suficientes por publicidad privada ha tenido por consecuencia que las organizaciones mediáticas dependan excesivamente de los anuncios gubernamentales. Algunas han sido víctimas o han caído en manos de los “barones de los medios”, que utilizan sus adquisiciones para ejercer influencia política a expensas de la cobertura al servicio del interés público. La crisis actual podría empeorar estas tendencias.

Sin embargo, hay nuevas oportunidades para defender el periodismo de la crisis provocada por la pandemia del COVID-19, que puede tener un impacto a largo plazo en el acceso a la información y la libertad de prensa en todo el mundo.

En efecto, la crisis podría conducir a más restricciones y más peligro para los periodistas, e incluso, a la supresión del derecho de la prensa a impartir información y del derecho de las personas a buscar y recibir información. A pesar de lo anterior, este momento también ofrece una oportunidad para reconocer el periodismo como un elemento esencial de nuestras vidas y para fortalecer los medios de comunicación ahora y en los años venideros. Durante estos tiempos difíciles, los actores y grupos interesados deben luchar por defender los Derechos Humanos. Los esfuerzos para luchar contra la “desinfodemia” deben respetar las normas internacionales de derechos humanos, incluidos los derechos a la libertad de expresión, el acceso a la información, y a la privacidad.

Por otro lado, considero que cada vez resulta más urgente cerrar las brechas digitales entre hombres y mujeres, mayores y jóvenes, países desarrollados y en desarrollo. El mundo necesita más información como fundamento del conocimiento. Se debe poner un gran énfasis en la promoción de la ciencia y las políticas basadas en datos, y en la contribución del periodismo a las mismas. La cobertura sobre la crisis puede educar e informar, promover soluciones y paz, y estimular la participación ciudadana y la responsabilidad gubernamental.

También creo que para sostener a los medios independientes la población debe hacer su mejor esfuerzo en consumir los que garanticen un trabajo de información verídica y ética ante la pandemia y la “desinfomedia”, así garantizamos un sostenimiento de plena libertad de prensa y expresión.

Gracias lectores, anunciantes y suscriptores, mi compromiso es seguir trabajando por tenerlos bien informados. Lo haré siempre de la mano de Dios, a quien invoco desde estas líneas para acabar con esta pandemia que nos cambió la vida a todos.

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