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DE OLMOS A PUERTO ETEN: EL OTRO SENDERO

Escribe: Fernando Fernández Gil. (*)
Edición N° 980

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Por los años 20, del siglo pasado, a un señor de apellido Sutton, se le ocurrió una gran irrigación en el norte del Perú que bañara las pampas desiertas para darle vida a miles de productos no primarios y que sean la base del consumo humano nacional y mundial.

 

Charles Sutton, que por algo se le denomina el padre de las irrigaciones en el Perú, junto al entonces presidente lambayecano, Augusto B. Leguía, ya soñaban con el proyecto olmos y, 80 años después, el sueño de ambos señores se hizo realidad, con cuestionamientos, claro está. Pero se realizó con el trabajo de distintas personas.

 

Es por eso que una idea, por sí sola, no tiene pies ni cabeza, al contrario, necesita del esfuerzo de muchos para darle vida. Y así fue.

 

Esta idea, el del Proyecto Olmos, fue un primer sendero para la vida económica de Lambayeque, pero, los productos por sí solos no se pueden trasladar de un lugar a otro, por ello, se tiene que buscar un nuevo camino u otro sendero.

 

El primer sendero fue la creación del Proyecto Olmos, que es el traslado de las aguas, por la cordillera de los andes, de un departamento a otro, para la irrigación de las tierras de olmos donde los pobladores y los empresarios se verían beneficiados con la producción y venta de sus productos en el mercado nacional e internacional. Todo desde Lambayeque.

Muchos gobiernos, desde Leguía, prometieron realizar la obra, pero por cuestiones políticas y presupuestales, la obra siempre se dejó en stand by, hasta que en el presente siglo tuvo una luz al final del túnel, paradójicamente.

 

La obra es considerada como un megaproyecto de la humanidad y fue lo mejor que en ingeniería se ha hecho en nuestro país.

 

La construcción ha movido miles de trabajos directos e indirectos y la obra, cuando se concluya, moverá millones para la economía local y nacional. Puestos directos e indirectos se tendrá durante toda la vida del proyecto que será eje de la exportación no primaria en el Perú.

 

Y como no hay primera sin segunda se piensa ampliar el proyecto para duplicar la producción y por ende las ganancias. Muy ambicioso e interesante.

 

Siempre existen los peros en esta vida, y es que, al tener la producción de alimentos de primera necesidad o productos no primarios dentro de la economía se tiene que saber por dónde y cómo se pondrán en el mercado internacional.

 

Y ahí viene el otro sendero de la economía lambayecana porque debemos tener, y el recurso está aquí, un lugar por donde exportar nuestros productos bandera.

 

Sería muy gracioso que estando en la costa norte del Perú y bañándonos en el Océano Pacifico no tengamos un puerto por donde exportar nuestros productos y estar yendo a otros puertos lejanos para poder posicionar nuestros productos en el mundo. Sí que sería o es muy gracioso.

 

Al tener un puerto reducimos costos y tiempo a los productores y empresarios, se ofrecerían miles de puestos directos e indirectos, bajaríamos el subempleo en Lambayeque, reduciríamos la informalidad, aumentaríamos el empleo, bajaríamos la pobreza, dinamizaríamos y diversificaríamos la económica local y nacional. No es cosa pequeña tener un puerto.

 

El lugar ya está, el puerto de Eten, en el distrito de Puerto Eten, lo que falta es decisión y voluntad de las autoridades y todos los lambayecanos para hacer realidad un segundo anhelo lambayecanos y podamos sacar, no en 80 años, el puerto de Eten, para poder posicionar nuestra naturaleza en otros países del mundo.

 

Lambayeque tiene que alimentar al mundo con sus productos de calidad y es por aquí donde tienen que salir, beneficiándose, otros departamentos para la salida de sus productos.

 

Hoy en día Lambayeque es un departamento al paso porque la producción agrícola pasa para el puerto de Paita o para el puerto de Salaverry. Y eso tiene que cambiar no para competir, al contrario, para hacer crecer la economía nacional y tener más opciones por donde desembarcar nuestros productos. Así de sencilla es la cosa.

 

Existe una entidad autónoma que es la Autoridad Portuaria pero no es suficiente para sacar adelante el proyecto sino existe la Cámara de Comercio y Producción de Lambayeque, los colegios profesionales, la organización civil, los gobiernos distritales y las universidades para que presionen, desde la sociedad, a los políticos de turno para que cumplan su trabajo.

 

En el caso de las universidades que cuentan con la carrera de negocios internacionales sería genial que el puerto se haga realidad, pues, los estudiantes y egresados tendrían un mercado fijo para poder ejercer su carrera y no terminar en una entidad bancaria como subempleados en la economía local. A ponerse las pilas.

 

El tema del puerto no es nuevo pero la voluntad y las ganas sí lo son porque ese es el motor para conseguir que nuestra economía se beneficie en su conjunto y ya nos estamos moviendo para lograr que este proyecto se haga realidad y nuestra economía local se diversifique y seamos felices todos.

 

El puerto de Eten sería una realidad gracias al esfuerzo de todos los lambayecanos.

 

(*) Economista.

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MALDITA DULZURA: LA TIENDA VIRTUAL DE ACCESORIOS DE EXCLUSIVIDAD FEMENINA

Escribe: Semanario Expresión
Edición N° 980

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La necesidad y los altos precios para adquirir accesorios femeninos fueron la motivación para Vanessa Sánchez Martínez para que iniciar su propia tienda virtual hace dos años. La emprendedora planea aumentar la gama de productos, así como registrar la marca para un proyecto que traería la apertura de tiendas físicas.

 

El 26 de agosto la tienda virtual de accesorios Maldita Dulzura cumplió dos años en el mercado brindando una diferente gama de artículos femeninos.

 

Vía Facebook o Wasap (por su adecuación al castellano), su creadora Vanessa Sánchez, estudiante de Psicología, es contactada por gran cantidad de mujeres chiclayanas que han encontrado en la tienda una oferta económica y accesible a este tipo de productos.

 

UNA NUEVA OPCIÓN

Desde las épocas del colegio, Vanessa Sánchez siempre tuvo la atracción a las ventas. La emprendedora afirma que vendía a sus compañeras unas pulseras que ella misma fabricaba para así ganar su propio dinero.

 

“Maldita Dulzura nació con la idea inicial de comprar accesorios para mí, es decir, yo los compraba en tiendas como Do iT, pero los precios acá no son muy accesibles y algo elevados”, cuenta.

 

Vanessa Sánchez buscó la forma de obtener estos productos a un precio mucho más reducido y consiguió, por recomendación de amistades, a un proveedor de Hong Kong que actualmente le envía los productos directo a su casa.

 

Los accesorios que la joven estudiante adquiría eran del agrado de muchas de sus amigas en la universidad y decide, apoyada con el éxito y facilidad de contacto en las redes sociales, crear un espacio virtual para mostrar los productos que importaba.

 

Actualmente, Maldita Dulzura tiene más de siete mil 300 seguidores en Facebook y más de mil 600 en Instragram.

 

CRECIMIENTO

A raíz de Maldita Dulzura, su fundadora ha iniciado cursos de administración con la intención de hacer crecer su negocio.

 

“Creo que una gran ayuda ha sido el hecho de salir en la televisión. La gente no confía comprar por Internet al desconfiar de las fotos o de la persona que lo entrega. El hecho que ya te vean en la televisión y vean los productos te hace más confiable y que puedan acceder más rápido”, afirma.

 

La dinámica de la Maldita Dulzura consiste en pactar una hora con el posible comprador para que pueda probarse y ver el producto antes de adquirirlo. Con el paso del tiempo, Vanessa Sánchez ha logrado organizar un mostrador amplio en su casa donde exhibe todo lo que está disponible.

 

“No atiendo todo el día, la visita es previa cita. Me dicen a qué hora pueden venir y se prueban los accesorios. Algunas veces vienen por un collar y se terminan llevando dos o tres”, expresa.

 

Asimismo, la creadora afirma que evita en lo posible importar el mismo diseño en un producto. “Trato que los productos sean exclusivos y no se repitan. Vendo máximo dos productos del mismo diseño. Puedo decir que los productos son inéditos y nadie más los vende en la ciudad”, afirma.

 

PRODUCTOS

Desde 20 soles se pueden adquirir productos como collares, pulseras, maquillaje, pestañas, bolsos y accesorios de Hello Kitty. Además, aproximadamente cada dos semanas se va renovando el stock.

 

“Traten de cuidarlos del agua y de los perfumes, porque son fantasía y no van a durar toda la vida. Entonces, yo les digo cómo tienen que cuidarlos, separarlos con los pañitos y que no rocen mucho”, recomienda.

 

En dos años de experiencia Vanessa Sánchez asegura que las mujeres chiclayanas tienen diferentes gustos, desde los collares más grandes hasta los más pequeños y delicados.

 

“Siempre recomiendo que entre sus accesorios deben tener básico un dorado. Además, trato de traer colores por temporadas, quizá en invierno colores más oscuros, ahora con la primavera serán más claros como color pastel o verde”, manifiesta.

 

Por otro lado, las ganancias por producto vendido oscila entre el 30 y 50 % del precio original. “Trato de ponerle precios accesibles. Yo he comparado precios en Lima y, por ejemplo, si yo vendo un collar a 25 soles, allá lo venden a 70 u 80”, asegura.

 

NUEVOS PLANES

Vanessa Sánchez está próxima a registrar su marca ante el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual – INDECOPI, con la finalidad de formalizarse y dar pie a futuros proyectos como la creación de tiendas físicas por departamento.

 

“Estoy pensando en poner un local y tener sucursales no solo aquí en Chiclayo, sino, en Piura o Trujillo también. He propuesto lograrlo en un plazo máximo de dos años”, asegura.

 

Además, Maldita Dulzura también piensa en complementar su gama de productos con ropa y calzado.

“De repente si vienes por accesorio, terminas también llevándote unos zapatos. Además, quiero que la ropa que venda sea de fiestas, pues a las mujeres no nos gusta repetir los vestidos. Nosotras las vamos renovando constantemente para ir a una discoteca, esto sería una de las posibilidades para vender”, indica.

 

+ NOTICIAS:

  • Pueden comunicarse con Vanessa Sánchez al 970388578.
  • Además, pueden encontrar la tienda en Facebook como Maldita Dulzura y en Instagram como @malditadulzura_store.

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