El mensaje que nos han dejado los cuentos de hadas e historias de fantasías, es que las princesas o reinas son jóvenes bellas que terminan con una familia feliz y “viviendo felices para siempre”, es por ello que si en la actualidad a una joven o niña le dicen princesa o reina se interpreta como un halago o muestra de cariño.
Es muy común que los padres llamen a sus pequeñas por este sobrenombre y que puede resultar muy tierno escuchar a un padre decir a su hija mi "pequeña princesa", porque para él significa eso. Además es una palabra que para la mayoría significa ternura y aprecio, no culpo que la mayoría use esas palabras para referirse a las niñas, incluso no sólo sus padres lo hacen, también personas cercanas a la familia.
A simple vista esto no parece no parece algo malo o negativo, de hecho puedes creer que no le estás causando ningún daño en su vida, pues es un simple apodo, en nada le va afectar, pero sí lo hace.
No por el hecho de demostrarle cariño o aprecio con esas palabras, sino porque estás creando en ella estereotipos, etiquetas que ya no están acorde al tiempo que estamos viviendo, solamente estás reforzando algo que “utópico” enseñándoles un mundo de color rosa y lleno de felicidad.
Ellas crecen escuchando cuentos de hadas perfectos, todos con el mismo final, donde la princesa vive feliz por siempre al lado de su príncipe azul, ese que la rescata y le propone matrimonio. La princesa siempre está dependiendo del príncipe, toda su felicidad está en sus manos, ella no puede ser feliz si no se encuentra a su lado por siempre, pues le pertenece hasta cierto punto.
Se generan actitudes de princesa como el hecho de siempre usar vestido para verse como “mujercita” , que sólo el hombre puede trabajar mientras ella cría a los hijos, que ella no puede realizar trabajos fuertes o que siempre debe de mostrar delicadez , estos moldes que con el tiempo son difíciles de romper.
No quieren aprender otras cosas que no sean propios de una dama, olvida que vaya a karate, o le guste la ciencia, pues en su cabeza eso es sólo para los niños y no para una niña como ella.
Es por ello que si eres padre o madre, hermana (o) o familiar debes de borrar de tu vocabulario la palabra “princesa o reina” para referirte a ellas o simplemente decirles que se parecen a cualquier princesa de los cuentos.
Lo más recomendable es que les enseñes a “vivir” en el mundo real donde vivimos, es decir que tanto hombres como mujeres tenemos los mismos derechos e iguales oportunidades. Y que en este mundo encontraremos todo tipos de personas cada una con defecto y virtudes, y que la vida no se acaba cuando te casas y tienes hijos, que la vida se vive día a día.
Asimismo enseñarles que también puede hacer cosas por sí misma, sin ayuda de un hombre, pues tiene la capacidad para hacerlo, la fuerza y la destreza para salir adelante en la vida.
Prepara a tu hijas para que puedan llegar lejos, que no deje de soñar y pueda cumplir cada una de sus metas, pues si ella se siente capaz de hacer grandes cosas lo logrará.