No, no voy a hablar de “Esto es Guerra”, “Combate” o “Amor, amor, amor”. Tampoco hablaré de todos los programas faranduleros y amarillistas que actualmente reinan en señal abierta. Hoy es turno de hablar acerca del sensacionalismo que impera en nuestra televisión cada vez que Perú obtiene un buen resultado en las Clasificatorias. Cabe recalcar que no solamente me refiero a este proceso, sino a todos los que he vivido desde que tengo uso de razón. Verdaderamente, una burla para todos los peruanos.
Le ganamos 4 a 1 a Paraguay en el mismísimo “Defensores del Chaco”. Un resultado tan sorprendente que apuesto que ni la más optimista versión de Ricardo Gareca se lo esperaba. Perú (normalmente) es un equipo con poco gol, con una gran falta de efectividad a la hora de definir las pocas oportunidades de las que goza frente al arco. Sin embargo, la bicolor nos calló la boca a todos y con goles respondió en el campo, con un Cueva imparable que hizo lo que quiso con la defensa guaraní. Terminó el partido y la actuación nacional fue digna de aplausos y halagos, algo natural que no se le puede prohibir a nadie, mucho menos si se obtuvo un marcador que va a quedar en la historia.
Pero ahora venía lo bueno, la gran prueba, el siempre “cuco”: Brasil. Las casas de apuestas lo daban como favorito. El sentido común lo daba como favorito. Si pisábamos tierra, sabíamos que era el gran favorito. Desde que Tite asumió como técnico, la verdeamarela sólo conoció de victorias. Iban cinco al hilo y la prensa brasilera, por estadística, afirmaba que el partido contra Perú era de trámite; no se iban a esforzar en demasía para obtener la victoria. Y así fue. La jerarquía fue traducida en dos goles que por enésima vez nos “cachetearon” e hicieron que observemos nuestro panorama con objetividad, dejando las emociones de lado.
Hoy por hoy estamos a cinco puntos del quinto lugar (puesto de repechaje) y no juzgo que valga la pena soñar, tener esperanza o fe hasta el último. Somos hinchas de corazón, nadie nos puede quitar la ilusión ni las inmensas ganas que tenemos de estar presentes en un Mundial después de décadas. Lo que sí tengo que juzgar es todo el humo que vende la televisión peruana cuando nuestra Selección hace un partido correcto. Le ganamos a Paraguay y la mayoría de canales no dejaban de repetir la “hazaña” una y otra vez, se dedicaron a hacer muchos reportajes acerca del partido y hasta ahondaron en la vida de algunos jugadores, engrandeciendo un triunfo que no nos ha clasificado a Rusia 2018.
Los programas deportivos viven de eso, no se les puede pedir otra cosa. Pero, ¿y los supuestos “programas serios”? ¿Los programas dominicales también tienen que caer en ese juego? “Televisión Basura” es aquélla que no te aporta nada bueno, por el contrario, te hace perder el tiempo en asuntos banales. Y un claro ejemplo de asunto banal es el de jugar con la ilusión del hincha, únicamente con el fin de subir el rating del programa. Algo completamente egoísta, propio de la idiosincrasia en la que nos encontramos. No nos dejemos engañar por este tipo de “periodismo”, aprendamos a evaluar nuestra realidad en la tabla sin emociones de por medio. Ellos van a seguir ofreciendo su producto en señal abierta, pero la madurez ya está en cada uno de nosotros.